dick y mac 1948

Uno de los tantos días del pasado año me encontraba recorriendo las calles de Montevideo. Eran no menos de las once y cinco de la mañana cuando caminaba sobre la principal avenida de la capital y me encuentro con la ingrata imágen de dos jóvenes dentro del local McDonald’s esperando su pedido. En la otra esquina, un poco más alejado del resto, había un hombre un tanto pasado de peso que ingería una de esas hamburguesas tan insulsas y llenas de porquería que esta cadena de comercios hoy en día te ofrece. Estos lugares me dan asco y ganas de vomitar en el medio de la calle cada vez que los veo y me entero de que hoy en día proliferan más que nunca.

Supongo que la salud de ese hombre no era del todo buena y por supuesto que no quiero eso para mi vida.
Creo que debemos evitar este tipo de alternativas que nos brinda este mundo tan globalizado.


McDonald's gasta una fortuna en propaganda tratando de cultivar la imagen de ser una compañía 'cuidadosa' y 'verde'; y que es también un lugar divertido para comer. Los niños son atraídos (atrayendo a sus padres con ellos) con la promesa de juguetes 'gratis' y otros accesorios. Pero detrás de la sonriente cara de Ronald McDonald hay en realidad mentiras, a McDonald's solo le interesa el dinero, haciendo ganancias de cualquiera y con lo que puedan.

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